18.7.13

La participación popular y protagónica del pueblo anónimo

                                                                                                   Vía Panorama

Hace dos días Maduro anunció por cadena nacional la construcción de la casa número 400.000 de la Gran Misión Vivienda. En la transmisión que hizo desde Nueva Esparta exhibió una de sus célebres tautologías, iba así: el pueblo es quien gobierna, nosotros somos el pueblo y nosotros gobernamos para el pueblo; lo que se entiende, como conclusión, es que él gobierna para sí mismo. Luego, le dieron la oportunidad de hablar a Molina y a Ramírez, quienes dieron a conocer cuánto se había invertido en el programa hasta el momento y agradecieron a las brigadas de ciudadanos conformadas para la construcción de los hogares. Al final, Maduro se despidió y dijo "vamos a saludar al pueblo", acto de habla que lo distinguió inmediatamente de aquellos a quienes apelaba. El supuesto ente se oía a lo lejos, con evidente agitación, emitiendo una serie de gritos incomprensibles para el oyente que se encontraba al final del sistema comunicativo. Así, emotiva e irracional se perfilaba la muchedumbre.

El pueblo ha sido todo para la Revolución, es quien gobierna, por quien se gobierna y para quien se gobierna. Hasta hoy día no hay una definición muy clara de la palabra, pero si uno tuviese que adivinar por el discurso oficial, diría que es todo aquello lo que no es 'burgués'. Durante estos años, el pueblo ha quedado anónimo a pesar del papel protagónico que se dice darle. En el caso de la escena antes relatada, se habló de unas brigadas que contribuyeron a construir las casas del complejo y no se mencionó ni reconoció a un solo integrante, la luz del reflector estuvo siempre enfocada hacia el presidente que le agradecía al pueblo, pero no había rostros visibles de este que corroboraran su rol preponderante.

Así como ocurre en este caso, pasa en muchos más. A través de las televisoras estatales se observa que los logros para el país son obra y gracia de los líderes políticos (tanto nacionales como internacionales), el "pueblo llano", la gente "de a pie", queda en la sombra. Obviamente se les alude (vagamente), pero uno no puede evitar pensar que es una consolación o, peor, una autorreferencia. Se vanaglorian entre ellos; los que antes rodeaban a Chávez y ahora son el gobierno, los que rotaron durante años por todas las instituciones del Estado sin importar su aptitud para el cargo.

De esta forma, se le atribuye implícitamente al gobierno la facultad para llevar a cabo las transformaciones necesarias y al pueblo se le adjudica un papel accesorio. Asunto que no sería tan cuestionable si no fuera porque en las peores crisis del país los papeles han sido invertidos desde arriba. Durante la crisis energética de 2010, que azotó a todo menos Caracas, el pueblo debía pagar las multasahorrar energía y padecer los apagones, cuya razón de ser, según versiones oficiales, era 'un aumento en el consumo de la población'.

Rápido: piense en líderes de comunidades o en personas que no estén montadas en la política o los medios de comunicación que se hayan hecho insignes durante este gobierno por su trabajo cotidiano y el aporte significativo que han hecho a su entorno. Son pocos o ninguno, ¿cierto? ¿Y es más probable que no los haya o que su labor no sea difundida por el gran aparato comunicacional del Estado? Otra prueba de que los últimos son instrumentos propagandísticos y de que la Revolución se escribe desde el poder.

Hay otro ejemplo más banal, pero igual de útil: piense en cuántas fotos ha visto de gente que usted conoce, que no estén afiliados a partidos, con Capriles. Piense cuántas ha visto con Maduro1. Fotos casuales, tomadas con un teléfono o una cámara digital sencilla por un tercero. Probablemente, los casos del primero superen al segundo. Lo que podría indicar que el gobierno de calle mantiene una distancia con el ente al cual se debe y con el que se equipara.

Al final, el pueblo son las masas. Moldeables y dirigibles a conveniencia. Se expanden y se convierten en un conjunto de mundos y realidades individuales al momento de agradecer (y así, magnificar) las obras del régimen o cuando encarnan las denuncias que quieren atribuir desde el poder a los opositores. Se reducen a una mínima expresión cuando se escapan de las manos que las amasan.

1. El autor de este texto no puede evitar pensar que las personas que se fotografían con el presidente son previamente esterilizadas, libradas de parásitos y desinfectadas antes de posar para la cámara.


1 comentario:

  1. Hace unos años, mientras esperaba en una parada, vi dos afiches propagandísticos en la pared del frente, uno decía "Ahora el petróleo es del pueblo", y el del al lado "Chávez es el pueblo". Desde entonces no he vuelto a ser la misma persona.

    En fin, tu escrito me recordó un documental en el que enseñaban uno de los primeros montajes fotográficos de la historia. Se trataba de un suplemento propagandístico que traía una revista soviética, donde había una foto enorme del pueblo soviético muy feliz en plena labor, todos llevaban palas y de esas bragas de trabajo. Al tiempo se descubrió que las caras felices habían sido superpuestas en las caras tristes de unos cientos de famélicos, lo que la imagen mostraba en realidad era a los prisioneros políticos que estaban construyendo el mismo ghetto donde iban a vivir...No se porque recordaría eso.

    ResponderEliminar